
Incluso este año, nos hemos atrevido con la uva de nuestra vecina Remedios, que tiene un parral muy frutero. La mujer tiene más de 90 años y no quería que las avispas acabaran con las uvas.
Cuevas del Campo posee algo extraordinario para el mundo del vino y no es otra cosa que las cuevas. Sí he dicho bien, esas casa-cuevas que mantienen durante todo el año la temperatura interior casi constante (entre 17-20 ºC). Ya quisieran muchos enólogos para sus bodegas unas construcciones que proporcionasen esas temperaturas sin sistemas de climatización. A esto lo llamo yo una construcción bioclimática. Quizás haya algún problema de humedad que se puede solucionar colocando una turbina de ventilación (con una renovación de 200 m3 sería suficiente).
La comarca de Baza es conocida por su vino del terreno o del país. Suele ser un vino fuerte, con mucha graduación y áspero. Más de un cueveño cuando llega el mes de octubre recoge las uvas de las parras que tiene entre los olivos y obtiene el vino para su propio consumo o "gasto" como se dice por allí. Algunos incluso se atreven a venderlo a los restaurantes de la zona para que estos lo ofrezcan a sus clientes, por ejemplo mi vecino José (el de Remedios).
En la foto se ve a mis hijos (Irene y Juanma) y a mi sobrina (Lucía), metidos en el "fregao" que tanto les gusta. Y a nosotros disfrutamos viéndolos. Pero no se preocupen los lectores que ellos no beben el vino que elaboramos. Aún no. Espero que cuando sean mayores se animen a seguir lo que su abuela Remedios y su abuelo Juan (el Peco) iniciaron hace muchos años.